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viernes, 21 de enero de 2022

Sirenas

 El mito de las sirenas

Ulises y las Sirenas


Sirenas: eran seres híbridos, mitad mujer y mitad pez (es la idea mas común que se tiene sobre las sirenas en la actualidad) y con la particularidad de tener una dulce y melodiosa voz, con la que atraen a los incautos marinos, estos saltaban al mar y morían ahogados en el intento de acercarse y tocarlas.
Sin embargo hay otra versión mucho mas antigua que dice que las sirenas eran hermosas ninfas, 
dependiendo de la versión pudieron ser entre 3 u 8 genios híbridos con cuerpo de ave y cara de mujer con alas para poder volar y vivían entre las islas de Eea de Circe y el estrecho donde reinaban los monstruos Caribdis y Scila.
Poseían una dulce y tierna voz con la que entonaban melodías que atraían a los marinos que navegaban cerca y saltaban de sus barcos para poder acercárseles sin pensar en los riesgos que esto les podía causar, algunos morían ahogados y otros ya no podían retornar al ver como sus naves se alejaban rápidamente; las orillas de la isla estaba lleno de cadáveres de marinos que embrujados por el canto de las sirenas se atrevieron a saltar al mar para acercarse a las sirenas.
Las sirenas aparecen en la Odisea cuando Ulises retornaba a su hogar tras haber participado en la Guerra de Troya tuvo la desventura de cruzar los dominios de las sirenas.
Existían muchas leyendas alrededor de las sirenas, una de ellas decía que aquel hombre que se sintiera atraído por sus cantos debía morir y si no surtía el efecto entonces debía morir una de las sirenas.
Al partir Ulises de Eea recibió la advertencia de no escuchar el canto de las Sirenas porque terminarían muertos, Circe les recomendó taparse las orejas con cera derretida para evitar sus maldiciones, Ulises siguió los consejos que le había dado Circe y ordenó que todos sus hombre se taparan los oídos con cera para no escuchar el canto de las sirenas, luego pidió que lo amarraran al palo mayor de la nave, pero sin cera en los oídos y pudo soportar oír el canto melodioso de las sirenas y les ordenó que viesen lo que viesen no le desataran del mástil, por mucho que él suplicara.
Cuando pasaron por la zona en que las sirenas entonaban sus cantos, ninguno de los marineros sufrió daño alguno, ya que no escucharon nada, sin embargo, Ulises, hechizado por la bella música, suplicó e imploró que le soltaran, pero los marineros le hicieron caso omiso y Ulises pudo escuchar la música sin sufrir daño alguno.
Ante el rechazo sufrido, las sirenas no tuvieron otro remedio que cumplir con su obligación y una de ellas debía morir, la escogida fue Parténope, que se lanzó al mar. Su cuerpo fue arrastrado hasta la costa, donde fue enterrada con grandes honores, construyéndose también un pequeño templo en su honor alrededor el cual se fundó un pueblo, Parténope, que tiempo después sería Nápoles.

Sirenas de la Odisea de Homero