Edipo en Colono
Sófocles escribió esta obra poco antes de su muerte y fue llevada a la escena por su nieto, después que falleció el autor.
Edipo vivía en Tebas y había quedado ciego y le aconsejan que vaya a Colono porque allí el suelo era sagrado para las Erinias o Furias (conocidas como las Euménides).
Por tales motivos decide viajar a esa ciudad acompañado de su hija Antígona, era el lugar donde estaba destinado a morir, pero al llegar lo rechazan y tiene que acudir a Teseo rey de Atenas, quien se hace responsable y le asegura protección.
Una profecía de Apolo decía que Edipo moriría en un lugar reverenciado por las Furias y que sería una bendición para la tierra en la que vivía, sin embargo los ancianos de Colono intentaron expulsarlo de su ciudad por temor a que la maldiga después de descubrir que Edipo había asesinado a su propio padre: Laius, pero Edipo buscó escapar de la responsabilidad moral de su crimen y afirmó que mató a su padre en defensa propia y que estaba allí en una misión sagrada.
Ismene, la otra hija de Edipo, llegó con la noticia de que Polinices su hijo mayor, estaba reuniendo una fuerza (Siete contra Tebas, obra de Esquilo) para atacar la ciudad y tomar el control y que su hijo menor, Eteocles, había tomado el trono de Tebas.
Sin embargo, un oráculo afirmaba que el lugar del entierro de Edipo determinará el resultado de este conflicto y que el astuto cuñado de Edipo, Creonte, planeaba matarlo y enterrarlo fuera de Tebas sin los ritos funerarios adecuados, evitando que alguno de los hijos pueda invocar la autoridad de la predicción del oráculo.
Edipo rechazó la lealtad de sus hijos, contrastándolos con sus hijas devotas.
El rey Teseo parece estar al tanto de los trágicos eventos y simpatiza con Edipo y a este le conmueve la empatía y la preocupación de Teseo, ya cambio le entrega el regalo de su entierro, que garantizará la victoria de Atenas sobre Tebas en cualquier batalla posterior, Teseo protesta porque las dos ciudades son amigas, pero Teseo le otorga la ciudadanía en Atenas.
Creonte sugiere que Edipo regrese a Tebas, fingiendo sentir pena por él y sus hijos, pero Edipo, que conoce bien al despiadado Creonte, se niega a dejarse seducir por su astucia, luego Creonte secuestra a Antígona y a Ismene, amenazando con usar la violencia para deportar a Edipo a Tebas.
Para proteger a Edipo, el rey Teseo y sus hombres atacan a Creonte y lo derrotan y los tebanos salvan a las hijas de Edipo.
Polinices, el hijo de Edipo que había sido exiliado de Tebas por Eteocles, aparece y solicita una reunión con su padre, Antígona persuade a su padre para que escuche hablar a su hermano y Polinices anhela su perdón y bendición (sabiendo que el oráculo ha predicho que la victoria irá del lado al que Edipo se adhiere).
Sin inmutarse, Edipo no acepta y maldice a sus dos hijos malvados y declara abiertamente que se matarán entre sí en el siguiente conflicto.
Edipo interpreta la aparición de una violenta tormenta como una advertencia de Zeus de que se le acaba el tiempo e Insiste en darle a Teseo y la ciudad de Atenas el regalo que había prometido, insistiendo en que mientras Teseo no revele a nadie la ubicación de su tumba, Atenas siempre estará protegida por los dioses; Edipo, repentinamente lleno de fuerza interior se levanta y comienza a caminar, llamando a sus hijos y a Teseo para que lo sigan al bosque sagrado de las Furias.
Ismene y Antígona están de duelo por la muerte de su padre, el rey Teseo se niega escrupulosamente a decirles dónde está enterrado Edipo. Las mujeres finalmente ceden y regresan a Tebas en un esfuerzo por evitar que Polinices y los Siete contra Tebas marchan sobre la ciudad y el inevitable derramamiento de sangre que seguirá.
Ismene y Antígona están de duelo por la muerte de su padre, el rey Teseo se niega escrupulosamente a decirles dónde está enterrado Edipo. Las mujeres finalmente ceden y regresan a Tebas en un esfuerzo por evitar que Polinices y los Siete contra Tebas marchan sobre la ciudad y el inevitable derramamiento de sangre que seguirá.
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