Séptima tarea: Capturar al Toro de Creta
En el séptimo trabajo, Euristeo le encargó a Heracles capturar al Toro de Creta con sus propias manos, un toro que amenazaba a la población; al llegar a Creta le solicitó permiso al rey Minos, luego se dio cuenta de los estragos que causaba el monstruo, encontró arboles arrancados, casas totalmente arrasadas, sangre regada por las calles y todo desolado y abandonado, de pronto escuchó un estruendo de pisadas y un bramido fuerte y al voltear vio que el gigante toro blanco se acercaba raudo para atacar, Heracles se quedó inmóvil hasta el ultimo momento y logró esquivar el ataque, el toro se sobre paró y dio la vuelta con un solo impulso y regresó a velocidad, el héroe saltó en el momento que el toro estaba cerca, a su lado y se montó sobre su lomo, cogiéndose de las astas, el toro saltó encabritado, corcoveaba, estaba encabritado y se sacudía con fuerza, Heracles sentado como jinete, sus riendas fueron los cuernos del toro; solo Heracles podía resistir el violento empuje y fuerza del magnifico toro blanco, se mantuvo varias horas hasta que el toro cayo al suelo totalmente agotado, sin fuerzas, manso y domado, siempre montado sobre el toro cruzaron el mar hasta llegar a Grecia y Euristeo sorprendido recibió al Toro de Creta y lo consagró a Hera, la diosa lo dejó libre en Ática.
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