google.com, pub-8029279417653606, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Las grandes civilizaciones de la Tierra: Cumas
Mostrando entradas con la etiqueta Cumas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cumas. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Oràculo

La religión en la Grecia antigua 

Oráculo de Dodona


Según la mitología griega que es tan espectacular y mística, tenía una religión politeísta (muchos dioses) y eran inmortales, poseían poderes sobrenaturales, todos de apariencia humana y como los seres humanos estaban llenos de virtudes y defectos.
Los dioses vivían en el Monte Olimpo, el dios supremo y padre de todos los dioses era Zeus y la madre Hera.
Los dioses y diosas griegos se relacionaban con los hombres y mujeres, tenían placeres mundanos, teniendo hijos que eran semidioses y vivían y sufrían juntos a los hombres.
Los dioses se comunicaban con los hombres a través de los oráculos.
Oràculo tambièn se le dominaba al templo y algunos eran famosos o populares, como el Oràculos de Dodona dedicado a Zeus o el Oràculo de Delfos dedicado a Apolo.
Los griegos siempre consultaban a los dioses cuando iban a emprender una empresa importante.
Según Herodoto habían en toda Grecia 15 oráculos, pero se cree que posteriormente llegaron a 250.
En los templos antiguos de la Grecia mitològica habian varios personajes como narran las leyendas que interpretaban los oráculos que eran las respuestas de los dioses a los hombres: las Sibilas, también llamadas pitonisas: sacerdotisas (especialmente de Zeus y Apolo) que profetizaban inspiradas por los dioses; entre las mas conocidas son: Lagra de Eritrea, la Sibila de Cumas, Trofile (hija de Zeus y Lamia).

Oráculo de Delfos: situado junto al Monte Parnaso, donde habitaban las musas y estaba dedicado a Apolo dios del Sol y la belleza masculina.

El Oráculo de Olimpia dedicado a Zeus y donde se jugaban los Juegos Olimpicos, de allí viene el titulo De Zeus Olímpico.

El Oráculo de Dodona dedicado a Zeus fue uno de los mas antiguos y consultados por los griegos llegados de todos los confines del mundo helénico, estaba ubicado en el Épiro y las respuestas la interpretaban con el viento que movía la hojas de una encina (o roble) y del canto de los pájaro.